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YA NUNCA SERÉ DE ALLÍ
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…Y da igual que me toque la lotería y me compre una casa allí, la más grande y bonita, la que todos otean curiosos a través de la verja, con piedras traída de muy lejos, piscina con forma ondulada, infinidad de aspersores y columpios de obra —signo de estatus—, porque, aunque todo eso suceda, ya nunca seré de allí.
Desde siempre he querido ser un parroquiano, esa persona que va a la cafetería del pueblo, pide un café solo y espera que se lo sirvan la próxima vez sin preguntarle, pero es difícil conmigo porque a veces prefiero un té y otras un agua con gas. Los días más caprichosos mezclo dos de tres y los camareros se desesperan hasta que rotan.
Yo quisiera ser parroquiano de todos los establecimientos de la primera playa que recuerdo y a la que siempre quiero volver pero allí nadie me espera. Nunca seré de allí por más que me esfuerce porque nací en cualquier otra parte y se me nota.
Un intruso, la nota al pie de un territorio. ¿Veraneas allí? Yo también veraneaba allí de pequeño. Qué playa tan limpia, qué agua tan cálida, el paseo marítimo es lo mejor. Nunca seré hijo adoptivo de allí ni me darán las llaves de la ciudad. Tendría que salvar a un bañista, como hizo mi padre, y ni siquiera así las consiguió.
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#elcuadernorayado (
@vanityfairspain ) en bio.
🎨: A.M. /
@angel_perea_malo 
