"tengo que estar más cerca de los míos, no soltar"
Vengo aprendiendo bastantes cosas (a las piñas) este año. El encierro de a ratos me deja loco, de a ratos me da una paz e iluminación de puta madre, pero siempre mantuve que me siento suertudo porque "no soy de extrañar".
Pero cuando no ves a tu vieja, tu hermana y tu perra hace un año, y te cuesta lo mismo viajar a Europa que cruzar un charco para verlas (y otros trancazos además de plata), empezás a entender lo que significa extrañar.
No me basta algún mensajito suelto, la mayoría de los cuales demoro en enviar o responder justo porque me está costando evitar que me de bronca solo poder mandar mensajito. No me basta con saber que están bien.
Y al final, tanto hacerme el rudo, extraño.
Extraño mates con mi vieja y conversas largas y tendidas de todo como política, fútbol (ahí mayormente habla ella), dibujitos o comida.
Extraño poder darle un abrazo a la enana mientras me agarra de hermano mayor (como si yo supiese cómo carajo se juega a la vida) y me cuenta cómo está, qué piensa, qué siente, qué la hace feliz y qué le da bronca.
Extraño tirarme en la cama con la perra al lado, y que se sienta casi como que conversamos sin idioma. Y que me haga esos gruñidos raros que parecen jeringoso en alemán.
En fin, extraño. Extraño horrores. Sé estar lejos y se me da bien, pero de aquí en más no vuelvo a descuidar ni un minuto que tenga con ellas. Porque al fin vi lo que es que "no te dejen", y eso te hace ver cuánto importa que aproveches cuando podés.
Bueno, eso. Ah, el tema es Xili de La Triple Nelson, vayan. Cuchenquestábueno.